La crisis económica y social de Venezuela ha hecho que miles de sus ciudadanos dejen su país para buscar nuevas oportunidades. Por su cercanía y similitud, Colombia se ha convertido en uno de los lugares escogidos por los venezolanos para vivir. Según Migración Colombia, entre el 2012 y el 2015, 58.563 cédulas de extranjería fueron expedidas para venezolanos que han venido a trabajar, residir, estudiar, entre otras cosas. Al cierre del 2015, más de 19.000 cédulas estaban vigentes. Fotos y Videos por Ana María García, Textos por Sandra Ramírez.
Guillermo lo tiene claro: vino a Colombia a formarse. Su llegada se dio después de que su papá, un ingeniero de sistemas que duró sin empleo durante un largo tiempo, consiguió un trabajo y fue trasladado a este país. “Aproveché que mi familia estaba en Colombia y me vine a estudiar”, dice.
Pero, afirma, aunque a su papá siempre le ha gustado Bogotá, a su mamá no. “Cuando yo me mudé, mi mamá se regresó con mis hermanos. No se pudieron adaptar. El estilo de vida caraqueño es muy distinto al bogotano. Mi mamá se regresó, está con mi hermanito chiquito. Ahora somos tres acá y dos allá… En algún momento estaremos todos juntos”, señala.
Guillermo dice que lo que le gusta de Colombia es que un país cercano al suyo, que le permite hablar español y sentirse como en casa. “Extraño mucho a mis amigos. Es una cosa muy ‘chimba’ (mala) porque todos se fueron. Los que se quedaron son muy poquitos. Están allá porque sus papás tienen empresa y están establecidos. Por eso voy en las vacaciones, es un momento de encuentro”.
Krisaura dejó Venezuela en el 2013. Después de trabajar como corresponsal en el estado Bolívar para RCTV, viajó al exterior a realizar estudios de posgrado. Cuando regresó a su país, en febrero de 2014, estallaron las protestas multitudinarias en contra del gobierno del presidente Nicolás Maduro. “En ese momento todo se volvió un caos, Venezuela se volvió un caos”, dice.
“Yo tenía un pasaje... Mi mamá me dijo: ‘acá no te quedas; a mí me da pánico, me da cosa…’. Yo veía la angustia que ella tenía y dije: ‘me voy”. Krisaura permaneció fuera de Venezuela por un tiempo y luego viajó a Colombia. “Me fui, sí. La situación de mi país no me permite volver, pero he invertido en educación, en un montón de cosas. Y si tú no eres un ciudadano europeo tampoco es que se abran las puertas de par en par”, afirma.
“Dije: quiero irme a un sitio donde pueda aprovechar; un sitio en el que sea un poco más parejo a la situación de los conciudadanos que están allí”, agrega. Krisaura tiene tres hermanos. Todos viven fuera de Venezuela. “Estando fuera tú renuncias a muchas cosas…”, añade.
La familia de Jeraldine siempre había pensado en quedarse en Venezuela. “Nosotros no nos queríamos ir, no lo estábamos buscando”. Pero su papá, que es ingeniero civil, fue uno de los despedidos de la estatal de petróleos PDVSA después del paro petrolero del 2002. “Cuando mi papá perdió el trabajo, perdió la casa y quedamos en nada, a mi papá le tocó salir a la calle a vender pollos y rollos de canela. Le tocó salir a rebuscar hasta que consiguió trabajo en la gobernación del Estado Zulia”, dice.
Jeraldine cuenta que después su papá empezó a tener contratos con empresas privadas, pero ese trabajo llegó a su fin.
“Luego empezó a buscar trabajo en otras ciudades, empezó a trabajar lejos por un tiempo, pero llegó un punto en el que también ese trabajo se acabó”, afirma. “Finalmente, consiguió empleo en Ecuador por seis meses y luego lo llamaron de Colombia”, agrega.
“Después de mucho hablarlo, después de mucho pensarlo y después de mucho dolor de Patria decidimos venirnos para acá. (…) La decisión estuvo motivada por el bienestar de la familia, básicamente”, afirma Jeraldine.
Juan Javier llegó a Colombia en abril de 2015, después de recibir una oferta para trabajar como consultor. “Todos sabemos que en Venezuela tenemos una moneda muy devaluada y el hecho de poder generar ingresos en divisa extranjera es muy atractivo”, señala.
Este venezolano, que trabaja con una escuela de negocios en su país, viajó solo a Bogotá dejando atrás a su esposa y su hija. Trece días después de llegar a Colombia supo que iba a ser padre de nuevo. “Le dije a mi esposa que se estaban generando una serie de oportunidades interesantes, que vamos a hacer el esfuerzo y que vamos a venir a vivir acá”, cuenta. “Yo quiero que les podamos ofrecer calidad de vida a mis hijas”, agrega. “Pero mi intención es que un día mis hijos y mis nietos puedan disfrutar de esa Venezuela que yo viví”, dice.
Juan Javier afirma que a pesar de que los colombianos son muy receptivos y educados, extraña de Venezuela su familia y la gente. “Acá te empiezas a rodear de venezolanos, es impresionante la fuga de cerebros... Pero los que están acá también van creando raíces y se van sintiendo identificados con Colombia”, señala.